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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




domingo, 23 de octubre de 2011

El mandamiento del Amor

"Aunque yo hablara todas las lenguas de los hombres y de los ángeles, si no tengo amor, soy como una campana que resuena o un platillo que retiñe.

Aunque tuviera el don de la profecía y conociera todos los misterios y toda la ciencia, aunque tuviera toda la fe, una fe capaz de trasladar montañas, si no tengo amor, no soy nada.

Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada.


El amor es paciente, es servicial; el amor no es envidioso, no hace alarde, no se envanece, no procede con bajeza, no busca su propio interés, no se irrita, no tienen en cuenta el mal recibido, no se alegra de la injusticia, sino que se regocija con la verdad.

El amor todo lo disculpa, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor no pasará jamás. Las profecías acabarán, el don de lenguas terminará, la ciencia desaparecerá; porque nuestra ciencia es imperfecta y nuestras profecías, limitadas.

Cuando llegue lo que es perfecto, cesará lo que es imperfecto.

Mientras yo era niño, hablaba como un niño, sentía como un niño, razonaba como un niño, pero cuando me hice hombre, dejé a un lado las cosas de niño. Ahora vemos como en un espejo, confusamente; después veremos cara a cara. Ahora conozco todo imperfectamente; después conoceré como Dios me conoce a mí.

En una palabra, ahora existen tres cosas: la fe, la esperanza y el amor, pero la más grande todas es el amor”.


He querido comenzar esta entrada con la Carta de San Pablo a los Corintios que, aunque no se corresponde con el Evangelio que hoy se ha proclamado, sí que viene muy a colación de él.

“Maestro ¿Cuál es el mandamiento más importante?” Con esta pregunta capciosa, los fariseos intentaron una vez más comprometer a Jesús. Su obsesión era ponerlo a prueba, intentar que dijese algo comprometedor para poder acusarlo. Sus actitudes al acercarse a Él simulaban bondad pero, realmente, eran todo lo contrario, y el Señor lo sabía y se lo recriminó en múltiples ocasiones.

Amar a Dios sobre todas las cosas, era algo que se contemplaba en la Ley judía. Sin embargo, amar al prójimo como a uno mismo… debía resultar un tanto extraño entre aquellos que proclamaban el ojo por ojo y el diente por diente. Cristo pone por encima de todos los demás preceptos el Amor, pero… ¿qué es el amor? ... Curiosamente, una palabra tan usada no tiene una respuesta fácil. A muchas de las  personas que les preguntásemos nos dirían que es un sentimiento difícil de explicar, pero todos coincidirían en que es algo que cuando sucede, inunda el alma. Cuando algo se hace con amor no presenta dificultad alguna. Cuando tenemos amor por alguien no nos importa hacer lo que otros considerarían locuras. El Amor, en definitiva, es algo tan hermoso que no puede haber salido sino del mismo Dios.

A veces, las personas nos empeñamos en corregir de continuo a los demás, de marcar pautas y señalar normas que hay que cumplir para alcanzar la perfección. De establecer conductas morales que se asimilan más con las de los fariseos que con las que proclamó Jesús. Practicamos la caridad pero no hay Amor, simplemente damos un poco de lo que nos sobra. Nos damos la paz en la Eucaristía pero no hay Amor, en la mayoría de las ocasiones ni conocemos a quien le hemos estrechado la mano y, lo que es peor, no nos importa como puede ser su vida y tampoco parece preocuparnos mucho si tal vez esa persona pudiera estar necesitada de nuestra ayuda.

He visto a mucha gente dar una limosna a quien pide en la puerta de una iglesia, pero, lamentablemente, no son tantos los que levantan a ese hermano y se lo llevan para sentarlo a su mesa.

¿Cómo podemos decir que amamos a Dios si no amamos a nuestros hermanos?... Imagino que muchos diréis que me he excedido un poco, que sí que tenéis buenos sentimientos hacia los demás, que no es de “cristianos” señalar a nadie, etiquetarlo, juzgarlo, pero claro… otra cosa son esas rumanas que encima empiezan a pedir por los bancos en medio de la Misa. No discriminamos a nadie pero si nos tenemos que relacionar con una persona de color que sea por lo menos cura, los de la Cruz Roja, no… que muchos seguro que hasta son musulmanes. Diremos que somos modernos, personas del siglo XXI, pero como creyentes nos chocará, por ejemplo, que haya en Internet una página de “Cristianos gays”, qué contradicción (pensarán muchos) son dos cosas incompatibles, si dos personas del mismo sexo declaran su amor, no pueden ser cristianos. Y yo me pregunto, ¿a quien dijo Jesús que teníamos que amar? ¿Cuántos “samaritanos” podrían aparecer en nuestras vidas dándonos a todos una verdadera lección de lo que es el Amor de Dios?

Con todos estos ejemplos tan sólo pretendo mostrar que no cumplimos tanto ese mandamiento que el propio Señor nos indicó. Decimos que amamos a nuestro prójimo pero ponemos reservas. El Amor no es excluyente y nosotros, con bastante frecuencia, excluimos a los que, por algún motivo, consideramos que son “diferentes”.

Antes de seguir a Cristo nos debemos plantear muy seriamente si tenemos capacidad de Amar, si nuestro corazón está del lado de los que siguiendo escrupulosamente la Ley querían lapidar a la adúltera o de quien mirándola con un amor infinito le dijo “No te condeno. Vete y no peques más”.

4 comentarios:

  1. Me ha gustado mucho tu entrada. Te animo a que sigas profundizando en el tema del Amor, Qué es y a donde nos lleva. Te animo a que leas Historia de un Alma, de Santa Teresita del Niño Jesús. Sigue escribiendo estas entradas. Un saludo.

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  2. Gracias por tu comentario. Tal vez el tema del Amor (con mayúscula) es nuestra asignatura pendiente y el hablar más a menudo de él puede ayudarnos a conseguir lo que el Señor quiere de nosotros, algo que muchas veces queremos estereotipar en rígidas normas, olvidando que por encima de todo está el amar a nuestro prójimo como única manera de alcanzar el Amor de Dios.

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  3. Muy buen post, me encanta y añado un comentario, el sacerdote que dijo la homilía en la Eucaristía que participé ayer, dijo que el verdadero Amor se escribe con "h" porque la "h" no se dice, no se oye pero está ahí como las cosas pequeñas, que nuestro amor tiene es ser con h lleno de cosas pequeñas de las que no dicen ni se oyen.

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  4. En muchas ocasiones confundimos el amor a Dios y el amor a los hombres y ese es el error. Nos han enseñado cuales son nuestras "responsabilidades" con Dios para no ofenderle y las que debemos tener con el projimo se diluyen en justificaciones: el aspecto, lo que se dice de el o ella, o lo ocupados que estamos. Tristemente hemos olvidado que el ser humano solo tiene un corazón; con el que ama a Dios y a los hombres. Ese es el baremo que tenenos para saber como andamos de amor, si amamos a Dios las alegrias y la penas, los desvelos de cuantos nos rodean seran nuestros y si amamos a los hombres veremos en ellos el rostro de Dios que sale a nuestro encuentro. El amor a Dios, la forma de desarrollarse es siempre en comunidad, junto al projimo, al de al lado. Cuanto más se busca a Dios, más se encuentra uno con los hermanos; cuanto más aspero es el camino del Espiritu, más auténtica es la relación fraterna. Se equivoca rotundamente de camino el que concibe la experiencia de la fe como una experiencia solitaria.

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