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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




martes, 1 de enero de 2013

Madre de Dios y Madre nuestra

Seguramente, unas de las primeras personas a las que felicitamos el nuevo año son nuestras madres. Los que están lejos procuran hacerlo a través de una llamada, los más cercanos pasando esta jornada en su compañía y, en todos los casos, testimoniándoles que en cada inicio de año nos acordamos de ellas...

Es cierto que ese recuerdo será especialmente emotivo para quienes las circunstancias les impidan estar a su lado o ponerse en contacto con ellas. No menos nostálgico será para quienes ya sólo pueden dedicarles una oración o incluso para quienes no las conocieron al quedar huérfanos en su más tierna infancia. Sin embargo, en todos los casos, hoy podrá haber una felicitación que de seguro habrá de tornarse en bondades concedidas para el año que comienza. Se trata en este 1 de enero de dirigirnos con confianza a María, a la que hoy celebramos como Madre de Dios, y a la que tenemos también por Madre nuestra...

Ella sabe lo que nos pasa, en realidad todas las madres saben cómo son sus hijos, aunque a veces se hagan las disimuladas, y siempre intentan favorecerlos aunque para ello salgan ellas perjudicadas. Aún así, sería un iluso si pensase que hoy todas las madres recibirán la felicitación del nuevo año por parte de sus hijos. Tan iluso como si creyese que todos se dirigirán hoy a Santa María, la Madre de Dios, aunque fuese a través de la más pequeña oración que nos enseñaron en nuestra infancia...

Ya podemos imaginar la tristeza de quienes no reciban ese mensaje, de quienes al finalizar el día no hayan tenido ese contacto, aunque sea pequeño, con sus hijos... Son muchas y diversas las situaciones familiares y los problemas que en cada caso existan pueden motivar, tal vez, la ausencia de esa felicitación en este día. Si alguno de vosotros estáis en esa circunstancia, permitidme que os anime a vencer el miedo y dirigiros a vuestra madre, como os recomiendo también lo hagáis a de la Dios, que lo es también de todos los hombres... No importa el tiempo que hayáis estado alejados y sin querer saber nada... No os sintáis avergonzados por aquello que hicísteis y que un día os hizo separaros de ella... En su corazón nada, absolutamente nada, podrá hacer que os olviden. Siempre estarán con los brazos abiertos, esperándoos y si nuestra madre biológica sería capaz de dar hasta la última gota de su sangre por sus hijos, qué no hará nuestra Madre del cielo si hoy, en esa confianza de la que os hablaba, nos acercamos a ella pidiéndole su protección y encomendándole los futuros días de este año que llega.