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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




lunes, 23 de enero de 2012

El adios

Decir adios, cuando no sabes el tiempo que te separarás de la otra persona, es algo muy duro que muchos de nosotros hemos experimentado alguna vez. El mundo sigue su movimiento y quienes un día estuvieron cercanos hoy ni siquiera sabemos ya donde están. A veces nos despedimos de alguien que va a estar alejado de nosotros unos días, un verano, o incluso varios años... los estudios, el trabajo, los cambios de ciudad o de país... el matrimonio... la vocación. Todo eso nos aparta de los seres queridos y cuando nos apartamos, inevitablemente, surge la tristeza y el dolor. Sin embargo, si en todos estos casos tenemos la esperanza de volver a encontrarnos, nos prometemos seguir en contacto, no olvidarnos nunca y sabemos que, de un modo u otro, al final volveremos a encontrarnos, ¿porqué cuando la separación se produce por la muerte nuestro dolor se hace infinitamente mayor y esas esperanzas de reencontrarnos se desvanecen por momentos?...

Hoy, que un apreciado amigo sufre una de esas pérdidas, os pido le tengáis especialmente presente en vuestras oraciones, pidiéndole al Señor que lo reconforte para que él, a su vez, pueda reconfortar a su familia. Mi buen amigo Javi, recibe el abrazo de todos los que, a través de este blog, hemos compartido contigo opiniones y, sobre todo, nos hemos beneficiado de tus siempre útiles consejos.

domingo, 22 de enero de 2012

Oración, confianza y cercanía

Cuando nos hemos enfadado con algún familiar o amigo nos cuesta trabajo, a veces, entablar una conversación porque, en el fondo, no nos sentimos muy satisfechos del comportamiento que hemos tenido y, por otro lado, tenemos que en cualquier momento pueda aparecer un reproche por parte de la otra persona. La verdad es que ante nuestra vergüenza, surge siempre esa pregunta de "¿qué le digo?"... ¿cómo podríamos volver a retomar nuestra amistad sin que pese como un lastre lo que habíamos hecho en el pasado? Estamos seguros de nuestro deseo por recomponer la relación pero no sabemos qué palabras utilizar para ello.

¿Y si además tuviésemos que pedirle a ese amigo un gran favor? Bueno, esto ya sí que resultaría complejo... De manera que encima que le fallamos, que deliberadamente nos hemos alejado de su lado, venimos a regresar para pedirle algo... Si fuera el caso contrario, posiblemente pensaríamos que esa persona es demasiado interesada. Que se acuerda de nosotros cuando le hace falta algo y encima, cuando nos cruzamos por la calle, gira su cabeza para otro lado... ¿Qué palabras tendría que utilizar esa persona para que nosotros no tuviésemos nada de eso en cuenta y le ayudásemos? Nos resultaría bastante difícil ¿verdad? Unas simples palabras no lograrían convercernos tan fácilmente. Sin embargo, cuando hemos sido nosotros mismos los que nos hemos alejado de Dios y es, justamente, al mismo Señor al que tenemos que dirigirnos nuevamente, todo sería muy distinto.

Son múltiples las ocasiones en las que nos olvidamos del infinito Amor de Jesús a los hombres, de que los reproches los hacemos los humanos, pero nunca los hará Dios. Que como Padre, nos conoce perfectamente y sabe cuales son nuestras debilidades, pero ¿acaso algún padre saca a relucir los defectos de su hijo? No, porque, sencillamente, para él no existen. Solo ve en su hijo esas debilidades que impiden que luzcan más sus buenas acciones, pero un buen padre siempre estará dispuesto a ayudar a su hijo incluso cuando todo sea adversidades
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Si tenemos entonces la certeza de que Dios es nuestro Padre y que un padre nunca reprochará nada a su hijo. ¿Porqué tantas veces, después de habernos alejado, nos da miedo volver a acercarnos al Señor? ¿Porqué no le hablamos con toda franqueza como lo haríamos con un verdadero amigo? Él está esperando que nos acerquemos para ayudarnos. Solamente hay un requisito para ello; llegar con humildad, reconociendo nuestras debilidades pero con la firme intención de superarlas. Si lo hacemos de esa manera, nuestro corazón volverá a sentirse orgulloso de ser amigo de ese Amigo que nunca falla.

Un joven amigo nos hace llegar desde Latinoamérica una breve reflexión sobre cómo dirigirnos a Dios. Sus palabras son sencillas y habla con la ilusión del que desea seguir a Jesús para alcanzar la más alta meta de la vida. Espero que os sirvan de ayuda y estímulo para que no dudéis a dirigiros al Señor con la confianza plena de que Él mejor que nadie es quien nos comprende y quien nos ayudará en todas nuestras necesidades si lo pedimos con esa confianza señalada, si lo pedimos con FE.

 ¿Cómo dirigirnos a Dios?

"Muchas veces durante nuestra vida, siempre vienen estas preguntas particulares: ¿Cómo debo orar? ¿Sé orar? 

Pero les digo para orar no necesitamos gran ciencia, muchas veces y a veces inconscientemente la "madre Iglesia" nos presenta a Dios como un "ser" alejado, un "ser" que se olvida de nosotros, muchas veces cuando oramos creemos que debemos tener una cátedra teológica, pero no.


Para orar (mejor dicho para hablar) con Aquel que nos ha creado, con aquel que conoce nuestro interior, y sobre todo nos conoce por nuestro nombre, no es necesario exagerar en nuestras palabras, ni poseer un lenguaje rebuscado, para hablar con Dios, debería de ser tan fácil como hablar con un amigo.


Cuando hables con Dios si no te acostumbras a tratarle de tú a tú, dile padre, y para los que lo sentimos cerca de nosotros digamosle "papito".

martes, 17 de enero de 2012

Cuando bajamos la guardia

Llevaba unos días que quería escribir una nueva entrada en el blog, pero estaba "demasiado ocupado". Tenía una cierta decepción con las actitudes de muchos que veía a mi alrededor, algunos de ellos amigos; otros de los que esperaba algo más... En cierto modo hasta estaba algo molesto conmigo mismo. Quizá se debió a unos días en los que, en cierto modo, "bajé la guardia" y el resultado... bueno, no fue desde luego el mejor.Cuando no dejas que el Señor sea el centro de tu vida, cuando intentas recorrer el trayecto sólo, el paisaje a tu alrededor se vuelve más árido y hay algo que no te hace sentir bien del todo. Sin embargo, tal vez esa experiencia me haya servido para confirmarme en mi fe y en el propósito de seguir a Jesús por el camino que Él vaya marcando en mi vida. No quisiera aburriros con cuestiones personales y mucho menos centrarme en el aspecto negativo de esa tentación de "sucumbir al mundo". Por eso, más que extenderme en unas líneas que de por sí pretendía fuesen breves, os dejo el vídeo cuya letra quizá resuma un poco lo que antes os he referido. Gracias a todos por estar ahí y no dudéis de que os tengo presentes en mis oraciones.

domingo, 8 de enero de 2012

Nuevo año, nuevos propósitos

Concluyen las celebraciones navideñas y comiezan a desgranarse los días de un nuevo año. En estas fechas son muchas las personas que se hacen nuevos y saludables propósitos. Ir al gimnasio, dejar de fumar, estudiar dos horas diariamente... Es como si se comenzase un nuevo ciclo y en él tuviésemos la seguridad de que se cumplirían, por fin, nuestros deseos.

En estas fechas también soñamos. En cada campanada con la que se inaugura el año nuevo ponemos un sueño, una ilusión. Nos acordamos igualmente de aquellos que están necesitados de algo y confiamos en que lo encuentren. Salud, trabajo, amor... son las tres cosas que más se suelen desear en estas fechas. Y yo me pregunto... ¿cuantas veces deseamos, realmente, vocación? Queremos estabilidad en nuestras vidas, paz en el mundo, trabajo con el que salir de esta inclemente crisis, pero... ¿hemos pedido también este año por que surja en nosotros la vocación?

Me gustaría que, mientras tenéis ocasión de ver el siguiente vídeo, os repitiéseis esa pregunta que acabo de haceros y la contestéis... hacedlo sin miedo porque si lo habéis pedido será ocasión propicia para encontrar la ayuda del Señor en un camino que puede comenzar este año, en unos meses, en unas semanas... tal vez en estos mismos días. Si, por el contrario, no lo habéis hecho, no penséis que ya es tarde... Al igual que ellos no dudaron en dejarlo todo para buscar a Dios recién nacido y poder adorarlo, los Magos de Oriente estarán dispuestos a guiarnos también a nosotros a ese "portal" de nuestro corazón en el que, si así lo queremos, nacerá con fuerza el Amor de Dios.