Todos se encontraban algo nerviosos, el profesor de Educación Física los había distribuido a lo largo del extenso campo de fútbol circundando por las pistas de atletismo. Las gradas estaban repletas de los compañeros de otros cursos que animaban a los participantes y, por fin, el sonido prolongado del silbato daba inicio a la carrera en la que varios chicos corrían portando en sus manos una pequeña barra metálica que habrían de entregar a quienes ansiosos esperaban en el siguiente relevo. Cada vez que esa pequeña barra, el “testigo”, rozaba las manos de un nuevo participante, la emoción crecía en las gradas. Cuando parecía que había aflojado el ritmo de uno de los corredores, su compañero podría recuperarlo en el trayecto que le tocaría correr. Nunca se podía predecir quien llegaría antes a la meta.
Recuerdo la primera vez que participé en una de estas competiciones. No fui yo el que inició la carrera ni el que llegó a la meta ya que ocupaba un puesto intermedio. Sin embargo, todos éramos conscientes de la importancia que tenía el esfuerzo que cada uno realizáramos ya que de él dependería el acortar los tiempos finales y, por lo tanto, llegar antes a la meta. Así fue como lo hicimos, así fue también como lo hice yo. Mi mano estaba extendida al igual que la de mi compañero que llegaba exhausto indicándome con la mirada “coge el testigo y corre”… posiblemente eso mismo debí transmitir yo cuando llegué hasta mi relevo y, al final, conseguimos llegar a la meta. Habíamos ganado aquella primera carrera, pero lo más importante fue la sensación de equipo que vivimos en aquellos momentos. Nos hicimos una piña y mientras chocábamos nuestras manos, todos comentábamos lo duro que había sido competir con el otro equipo que tenían algunos corredores muy buenos. El profesor nos felicitó a los dos grupos y nos volvió a insistir en una premisa: “Recordad, chicos, que lo importante en una carrera de relevos es el esfuerzo colectivo. No hay que buscar protagonismos porque el que esté en el centro tiene que rendir lo mismo que el que cruce la meta. Cada uno tendrá su propia meta y esa es….” (respondimos a coro los cuatro componentes) “El siguiente relevo”.
Hoy he experimentado algo parecido a aquella ocasión. Hace un año participé por primera vez en este blog con la entrada “Vidas cambiadas”. Entablé una buena amistad con el administrador y encontré en él la ayuda necesaria en las dificultades que se iban presentando en mi discernimiento vocacional. No todo salió en aquellos momentos como yo esperaba, prueba de ello es que aún estoy por aquí, cuando había imaginado que en poco tiempo me habría iniciado como postulante en una Orden tradicional española. Al final no pudo ser y donde creía tendrían los brazos abiertos para recibir a nuevos aspirantes no encontré sino juicios de valor “a priori” que consideraron que aquel monasterio (el único ya con el que cuentan) “no sería mi sitio”, a pesar de que ni siquiera habíamos tenido ocasión de conocernos en persona. Objetivamente, cumplía todos los requisitos para entrar, pero el tiempo necesario para dejar ordenadas todas las cuestiones concernientes a mi vida anterior parece que fue el detonante para que en un frío correo electrónico recibiera la noticia de que se debía interrumpir mi discernimiento… y al menos por su parte fue así puesto que desde aquel momento no recibí ni una llamada, ni un pequeño mensaje preguntando al menos cómo me encontraba después de aquel mazazo… a fin de cuentas me sentí como si Doña Inés le hubiera dicho a Don Juan después de habérsele declarado como ya todos sabemos… “Contigo no, bicho”…
Sin embargo, aquí estoy, dispuesto a dar gratis lo que gratis recibí. Mi apoyo, ayuda y comprensión para muchos de vosotros que, tal vez, os encontréis en dificultades como yo me encontré y busquéis, al igual que yo también lo hice, unas palabras de aliento, surgidas para mí en aquel entonces de quien administraba este blog.
La confianza en el Señor es fundamental en los momentos trascendentes de nuestra vida. Tener siempre la seguridad de que como a Tobías, nos enviará a quien nos vaya guiando por el camino de nuestra vida y estar siempre disponibles y contentos para servirle como instrumentos para que se cumpla su voluntad. Esas son las dos premisas que nos deben guiar como cristianos y ser la base en la que se sustente nuestra vocación. Tender la mano a nuestros hermanos y estar siempre dispuestos para Dios.
Un abrazo a todos y espero que, como en la carrera de relevos, consideréis este blog no como un sitio personal, sino como el de todo un equipo del que vosotros también formáis parte.
José M.
José M.
Me alegro mucho de que este blog continue. Me ayuda mucho a seguir mi proceso vocacional. Mi único consejo: sigue así, mirando sólamente a Dios. Esa es la base de todo blog. Un abrazo enorme en el Señor. Un seguidor más.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras de apoyo. Encomienda a quien me precedió y espero que tanto tú como los demás que entréis en el blog seais indulgentes ya que soy un poco novato en estos temas. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarGracias al nuevo administrador por seguir esta ingente labor en favor de las personas que sienten vocación pero no se lanzan a ella. También al anterior por haber iniciado este blog.
ResponderEliminarMucho ánimo y un saludo
Gracias a ti por tus palabras de ánimo. No os oculto que seguir adelante con este proyecto me produjo algunas dudas al principio... bueno, también hoy siguen surgiendo porque no sé si podré ayudar con mis palabras, con mi pobre experiencia... en definitiva, cada vez que escribo algo no sé si lo haré correctamente, si podrá sevir a quien se acerca a esta página... Sé que no estoy ni muchísimo menos a la altura espiritual de quien comenzó este blog, por eso os pido que no dejéis de encomendarme y de pedirle al Señor que me ayude a seguir adelante en los momentos de flaqueza. Un abrazo en Cristo.
ResponderEliminar