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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




domingo, 18 de julio de 2010

Vidas Cambiadas

El día de después de la fiesta me ha resultado contradictorio pues, por un lado, todo pasó pero por otro, continuan las prisas, el recoger,... es algo así como cuando me voy del Sagrario y sé que, por desgracia, hasta el día no estaré allí. Pues algo así es lo que siento. Retomo mi vida diaria. Recordaréis que os tenía una sorpresa. Tiene que esperar un día o dos porque han surgido problemillas. Rezad por que se soluncionen. Ahora bien, ¡el Señor no quita nada si no es para darnos el ciento por uno! Debo deciros que la entrada de hoy me hace mucha ilusión publicarla. Hace poco tiempo me dijeron que para llegar alto en el camino del alma tenía que ser transparente. Quizá eso sea lo que mejor defina al autor de la siguiente entrada. Doy gracias a Dios por mostrarme cada día que existen los corazones entregados al 100%. José M., ya no gracias de mi parte, sino de todos los lectores que muchos se sentirán muy identificados. Lo importante no es lo que te haya costado hacerlo o publicarlo; el llevar a Dios a las almas es lo más importante. Hermanos, mi consejillo es que aprovechéis este testimonio para pensar en vuestra llamada... ¡Feliz Domingo!

Nadie puede impedirnos soñar. Todas las metas de nuestra vida pasan necesariamente por un sueño y el inconformismo ha sido en muchas ocasiones uno de los factores que han propiciado el avance de la humanidad. Soñamos en nuestros juegos infantiles y nos convertimos (al menos yo me convertía) en el cheriff justiciero con la misma facilidad que te imaginabas como campeón del mundial cuando ganabas tu primer partido de fultbito. Llegas a la adolescencia con una vida ya casi marcada…En mi caso no era necesario ser especialmente intuitivo para saber de antemano donde estudiaría el bachillerato… eso ya lo habían decidido mis padres por mí y, sin ningún entusiasmo, acepté seguir la tradición y formarme en el mismo centro donde lo habían hecho cuatro miembros más de la familia… yo que era el quinto y el más pequeño, no parecía que tuviese mucho que decidir en ese aspecto. Fue la primera ocasión en la que me di cuenta de que no siempre se cumple lo que has deseado con mucha intensidad… ya no estaría a diario con aquellos amigos de la infancia y me enfrentaba a una realidad diferente en un colegio donde tengo que reconocer que en los primeros meses, un chico de 2º de B.U.P. me tenía al límite con el acoso al que nos sometían a los de 1º… Cada vez que en los descansos se me acercaba a decirme “eeehh, novato…” deseaba que rodase por las escaleras… aún así, algunos de mis compañeros se llevaron peor parte. Yo echaba de menos a mis amigos de siempre y por primera vez sentí la frustración que suponía no aceptar la realidad. No quería estar en aquel colegio, no quería aquellos compañeros ni me interesaba el prestigio del claustro de profesores. Si hubiera podido lo habría cambiado todo porque no me sentía bien allí… suponía que mi felicidad habría estado en el lugar que imaginé previamente, con unos protagonistas y situaciones que no eran las que en esos momentos me tocaban vivir pero que, en el fondo, y de eso pudo darme cuenta más tarde, eran tan inciertas como las que me podrían haber ocurrido donde finalmente estudié.

En nuestros sueños todo es fácilmente controlable. Las circunstancias se amoldan a la certeza de un final de nuestro agrado. Cuando algo lo tenemos claro de antemano es porque ya hemos soñado el futuro halagüeño que nos deparará nuestra decisión. Así, por ejemplo, si optas por entrar en Farmacia sin muchas dudas, es más que probable que ya te veas gestionando el establecimiento de tu padre que, a su vez, la había heredado de su abuelo… “tú sí que lo tienes fácil… cuando termines, trabajo asegurado” te dirán una y otra vez a lo largo de la carrera. Todos piensan, el propio protagonista también, que seguir ese camino marcado le llevará a la felicidad. Para ello no habrá tampoco que “desperdiciar” oportunidades de ser “feliz” o de “pasarlo bien”, que a fin de cuentas es lo mismo. De ese modo, tampoco sería necesarias dotes adivinatorias para saber que durante el tiempo en la universidad habrá un año de Erasmus, una novia con la que terminaste en 3º, todos los ligues que pudieras acumular a tus espaldas, los veraneos en la playa y, aunque es cierto que entonces no estaban tan de moda las botellonas, sí que no dejabas pasar ninguna cata de cerveza y tantas fiestas de la primavera como te pudieran permitir las resacas. Al final, sentabas cabeza, claro, terminabas cansándote y casándote… “como buen cordobés, ni antes de los 30 ni después de los 33”… Yo estuve a punto… ¿hubiera sido feliz con aquella chica bien con la que ya me veía compartiendo toda una vida…? Seguramente sí… pero no acabé de decidirme y ella… ella, simplemente, se hartó de esperar. ¿Qué me impidió entonces dar aquel paso importante en mi vida?... Lo que tantas veces nos inmoviliza y nos hace perder las mejores oportunidades… el miedo… ese terrible miedo a equivocarnos. Ella siguió su vida y yo la mía… somos amigos, hoy está casada y tiene una hija preciosa… A ambos nos marcó la tragedia siendo muy jóvenes. Su hermano perdió la vida con 24 años mientras manipulaba un arma de una colección que tenían en casa y yo, años antes, cuando tan sólo era un crío, había perdido a mi hermana mayor, de 22 años, tras una fulminante enfermedad que en apenas dos semanas la arrebató de nuestro lado. A Cristina la conocí a los 17 años… lo nuestro no fue un flechazo, desde luego, no nos caímos especialmente bien al principio, pero con el tiempo nos sentíamos especialmente cómodos cuando estábamos juntos… hoy sé que ha sido la única mujer de la que estuve especialmente enamorado y, sin embargo, no me decidí. Luego vino Pilar, me atraía mucho, pero no era más que algo físico. Más tarde llegó Rosa, una cordobesa de las de toda la vida, quiso ocupar su lugar… pero ya todo era diferente… A mí familia le caía bien, pero la Nochevieja que estuvo con nosotros en la cena del Círculo, decidí que no la vería más… así lo hice. Algo había en mi interior que me pedía cambiar… ¿pero qué era lo que tenía que cambiar?... no lo sabía y tampoco me encontraba especialmente bien. Tenía una constante actividad, estaba en los últimos cursos de Geografía e Historia y, de repente, me dio por empezar a estudiar Marketing. Dieron inicio mis primeras aventuras empresariales y participé de manera activa en política… pero la realidad es que, aunque pocos lo supieron en su momento, no encontraba un sentido a casi nada… aquella situación me llevó a sufrir crisis de ansiedad y somatizaciones que necesitaron de la ayuda médica. En casa comenzaron a preocuparse cuando notaron que aquella apatía no era algo pasajero. Recuerdo que el doctor, amigo de la familia (de poco más de 40 años, separado y con una vida casi de película) me repetía una vez tras otra… “mira, el Alapryl te va a ayudar a recuperar el ánimo, pero tu problema tiene una raíz, y hasta que no llegues a ella no te pondrás bien”… pero aquel ansiolítico hizo sus efectos y, en cierto modo, mi vida comenzó a retomar el camino perdido. Eso sí, era incapaz de salir de viaje ni de ir a ningún sitio si no llevaba aquellas pastillas. Aunque no me hiciera falta tomar ninguna, el simple hecho de pensar que pudiese tener una situación crítica y no contase con la medicación me daba verdadero terror… Esto nunca se lo comenté al doctor porque en teoría yo ya me encontraba bien, pero no era así. En el fondo subyacía ese “algo” que no acertaba a comprender. Un día, tomando solos unas copas, no pude aguantar más y rompí a llorar. Creo que nunca he llorado tanto y lo mejor de todo es que él no intentó consolarme, ni siquiera me preguntó que me pasaba… tan sólo me dijo “esto te va a hacer mucho bien” y me lo hizo, desde luego. Fue en aquel momento cuando aprendí a no resistir continuamente, sino a aceptar las situaciones nuevas que van apareciendo en nuestra vida. Ya no necesité llevar conmigo aquellos ansiolíticos cuya sola certeza de que estaban cerca de mí me daba seguridad ante las posibles circunstancias adversas.

La estabilidad pareció entonces que llegaba a mi vida. Ya no me preocupaba tanto el seguir el camino que seguían la mayoría. Transcurrieron unos años, pasé de los 33 y rompí lo que todos mis amigos tanto me habían repetido… “Como buen cordobés…” Mi vida transcurría en el mundo empresarial. Me convertí en ejecutivo en una compañía de marketing cultural. El trabajo me proporcionaba una vida social bastante activa. También yo la continué en mi entorno más inmediato. Digamos que era un treintañero con expectativas de futuro. Mi actividad diaria se completaba con ponencias en la universidad y clases on line de posgrado en cursos impartidos por la Junta. Me gustaba ese ambiente, de algún modo me trasladaba a mi etapa de universitario que tan buenos recuerdos me traía y, por qué no decirlo, me gustaba escuchar (sobre todo en determinados casos) eso de que no aparentaba mis 38 años de ahora. Después de todo –pensé- todavía estaba a tiempo de tener esa vida que tu familia, tus amigos, tus compañeros parecían tener “preparada” para ti… “Anda y cásate ya, que ser padre a partir de ciertas edades se convierte luego en un problema”. Mª del Pilar y Emila me lo decían continuamente. Estas dos hermanas, curiosamente, están solteras y, a pesar de que sería más propio que fuesen amigas de mi madre y no mías, jamás he conocido a nadie con tanta vitalidad. Están estupendas en todos los sentidos y viéndolas cualquiera querría estar soltero siempre. No se vive tampoco tan mal si no compartes tu vida con alguien –esto también lo pensé mucho últimamente-.

No tenía que cambiar nada en mi vida, no tenía nada más que buscar… Esa idea se estaba asentando cada vez más en mi mente, o mejor dicho, la estaba acomodando a base de repetírmela una y mil veces. Así llegué al mes de septiembre de 2009. En la avenida de Michigan de Chicago, los Black Eyes Peas hacían sonar “I Gotta Feeling”… recordaba momentos de mi pasado… algunos con una cierta nostalgia, otros con el deseo de ojalá se hubieran borrado hacía tiempo… Fue entonces cuando aprendí a dejar hablar a mi interior… escuchaba cosas que había acallado muchas veces, no hubo reproches, pero sí muchas preguntas… una de ellas sonaba con más fuerza que las demás…Al igual que habréis pensado después de leer estos largos párrafos, llega un momento en el que de repente escuchas eso… ¿Dónde está Dios en tu vida?...

¿Qué quería decir aquella pregunta que escuchaba en mi interior?… Los Black Eyes seguían levantando sus voces ante los rascacielos de la ciudad, mientras aquella otra voz preguntaba cada vez con más insistencia en mi corazón… Esta vez no la podría callar diciéndome a mí mismo que mi vida cristiana sin compromiso, de intentar portarme bien, ir a Misa los domingos y poco más, era suficiente para encontrar el camino hacia una vida espiritual plena. Esta vez tendría que encontrar una respuesta más profunda…

Vinieron después unos meses de meditación, de asegurarme lo que habría de contestar a la insistente pregunta… ¿Estaba en mi vida realmente Dios?... Cualquiera hubiera dicho que no… hasta yo mismo estuve tentado de pensarlo… pero nada más lejos de la realidad, porque la respuesta correcta era “Sí”, sí que lo estaba… Lo estuvo siempre…

¿Quién me dio la fortaleza cuando se nos fue mi hermana siendo yo un niño? ¿Quién cuando falleció mi padre y, de repente, con apenas 17 años, asumía una serie de responsabilidades que no eran propias de mi edad? ¿Quién me hizo buscar la honradez y el ideal de ayudar a los demás en la política? ¿Por qué la dejé al no encontrar dentro nada puro, en lugar de seguir adelante y medrar como lo hicieron muchos de los que conocí? ¿Qué me llevó a no continuar unas relaciones en las que no sentía verdadero amor? ¿Quién me dio el coraje para enfrentarme a mis propios miedos? ¿Cómo he conseguido cambiar en mi interior la pesadumbre de las frustraciones por la alegría de todo lo bueno que habrá de llegar? ¿Quién, de repente, había hecho que se me aclarasen las ideas?...

El 15 de mayo llamé a la “puerta virtual” de un monasterio. A través de las nuevas tecnologías tomé el primer contacto… Afortunadamente, ya no se ha interrumpido y, si así lo quiere el Señor, muy pronto entraré de postulante.

Tanto tiempo buscando lejos la razón de nuestra existencia, el motivo que nos de la felicidad plena… tanto tiempo buscándolo y, al final, resulta que estaba tan cerca…

Esta vez no he tenido miedo a decidir, porque aunque hay “muchas vidas” y las quisiéramos vivir todas… he escogido el camino que nos lleva a la única que es eterna. El eco de aquellos otros caminos que, inevitablemente, se irán alejando ya no me preocupa. ¿Qué importancia tiene dejar lo que consideras ya afianzado? ¿Acaso no me serviría de nada la experiencia de haberme revelado siempre contra las “vidas programadas”?

Acepto con alegría la llamada del Señor… una llamada que también estuvo siempre ahí… porque Jesús nos elige desde antes incluso de estar en el vientre de nuestra madre… pero nos da la opción de elegir… y yo he elegido ahora, cuando por fin, entre tanto ruido, he prestado atención a esa voz que te toca el alma.

Ahora sé que, como tantos otros en tan diferentes circunstancias, de repente mi vida se verá cambiada… pero no tengo ningún miedo, ¿acaso alguien puede impedirnos soñar?.

José M.

8 comentarios:

  1. Qué testimonio de vida!! Vamos, venimos, y de tanto dar vueltas no mareamos, pero Dios está siempre. Rezo por José...gracias pro compartir este escrito, puede ayudar mucho a muchos.
    En comunión;

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  2. francisco, esto va andando, he acabodo mis cortas bvacaciones del blog y paso a verte. Hace muchop calor así que solo voy a postear 3 veces a la semana.
    te espero
    con ternura.y mi oración por todos
    sor.cecilia

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  3. ¡Hola Francisco!
    Ya nos hemos encontrado en otros blogs.
    Muy bonito testimonio de vida, me hiciste recordar a Carlo Carreto, que después de una vida de "éxito", entró con los Hermanitos de Jesús, y luego fue cofundador de los Hermanitos del Evangelio.
    Vi también tu comentario en el blog de la Hna. Paula, los premios, son una imagen que se copia y la puedes pegar en tu blog y luego compartirla como premio con otros 15 blogueros.
    Besos.

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  4. Hola Francisco!!
    Guau!!! por este post, me encantó y ya lo pasé a todos mis contactos y a mis hermanas promotoras vocacionales... dile a José que estoy FELIZ DE SU DECISION,...ELIGIO LA MEJOR PARTE LA QUE NUNCA LE FUE, NI LE SERA QUITADA!!! y en unión de oraciones.
    Ahora veo que María del Rayo ya te explicó un poco de lo que se trata el "premio dardos"... el premio se le da a lo blogs que en sus contenidos hablan de valores, arte, filosofia, etc. Una vez que lo recibes, tu premias a otros 15 que tu conozcas, les avisas y lo publicas y así poco a poco se va haciendo una red. Es para estimular a los autores de los blogs para que sigan en su misión bloguera por el reino.
    Un megaabrazo Francisco!!
    Con mucho cariño y admiración
    Paula

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  5. upss olvidé decirte... pega la imagen del premio... (que hasta la fecha no logro saber a de donde proviene)... y pones la lista de los blogs que TU elegiste.
    bendiciones y hasta la próxima
    Paula

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  6. "Sed Consolación Jóvenes Misioneros, Blog" tiene el honor de inaugurar el Premio Consuelen a mi Pueblo 2010 por la celebración de las más de 15 mil visitas recibidas. Hemos querido otorgarle el siguiente premio a nuestros amigos que han contribuido en la difusión de la Consolación de Dios a su Pueblo por medio de: Evangelización, Oración de Intercesión, Reflexiones, Valores Humanos y Redes Solidarias.

    CUANDO GUSTES PUEDES PASAR A TOMAR TU PREMIO.

    http://sedconsolacion.blogspot.com/2009/04/premio-consuelen-mi-pueblo-2010.html

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  7. ¡Gracias por el premio otorgado!
    Dios te bendice y te ama. Sé muy feliz.
    Besos.

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  8. Sencillamente hermoso... Rezo por ustedes.

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