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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




sábado, 20 de agosto de 2011

El voto de pobreza

En los grandes eventos suele haber mensajes, palabras que destacan por encima de otras y que quedan para la posteridad como el resumen de lo que se pretendía transmitir con la celebración del acto en sí. Se trata de una idea o pequeño conjunto de ideas básicas, fácilmente entendibles por todos y pronunciadas por quien ostenta la máxima representación en el momento de transmitirlas. Así lo hemos visto a lo largo de la historia cuando el jefe de una nación conminaba a sus compatriotas a superar con esfuerzo la tragedia de una guerra o un acontecimiento devastador. Lo hacen los líderes políticos en las campañas electorales cuando incansablemente repiten en sus mítines el lema con el que aspiran a conseguir el gobierno. El entrenador deportivo que minutos antes del partido clave mira fijamente a los jugadores del equipo y les hace poner sus manos sobre la suya haciéndoles prometer que lucharán hasta el final por conseguir la victoria y, haciendo referencia al desarrollo de la JMJ en Madrid, hemos visto como el Papa también lo ha hecho ante varios miles de seminaristas.

Sin duda alguna serán muchas las impresiones que se recogerán de todo cuanto han dado de sí estas Jornadas, pero yo voy a quedarme con la petición del Santo Padre en la Misa de la Almudena: "La decisión de vivir el celibato por el Reino de los cielos, el desprendimiento de los bienes de la tierra, la austeridad de vida y la obediencia sincera y sin disimulo" son uno de los mensajes lanzados a quienes se han comprometido a seguir a Cristo por medio de la vocación. Les ha animado a que sean santo para no entrar en contradicciones "entre lo que somos y la realidad que queremos significar"....

Ufff... ahí es nada lo dicho. Imposible ser más claro, pero aún así lo fue, pidiendo a los que no estén seguros de su vocación y de lo que ésta representa que no se ordenen como sacerdotes.

A menudo os he hablado del cambio que debe darse en nuestras vidas cuando decidimos seguir a Jesús. Leyendo los Evangelios vemos como aquellos que acudían con enfermos a Él procuraban a toda costa que pudiesen tocar el borde de su manto o al menos que su sombra los cubriese porque quedaban sanos, y así ocurría. El encuentro con Cristo cambió la vida de cuantos se acercaban a Él con Fe... ¿Lo hacemos también nosotros?... El Papa ha instado a los futuros sacerdotes a ser "célibes, dóciles y austeros"... ¿es fácil lo que ha pedido? Que duda cabe que no, pero ¿acaso es fácil seguir a Jesús? ¿lo fue para sus primeros discípulos? ¿lo ha sido para quienes incluso tuvieron y tienen que entregar su vida por la causa de Dios? Luego entonces, si no es fácil tomar la decisión de seguirle, ¿cómo podremos saber si de verdad nos llama?... Bueno, tampoco hay que apurarse mucho, ¿eh? que como se dice en mi tierra, "el Señor aprieta pero no ahoga". Digamos que podemos seguir algunas pequeñas pistas para saber si vamos por el camino correcto. Por ejemplo, ¿vemos realmente como un sacrificio seguir plenamente los votos de pobreza, castidad y obediencia?... A ver, no vale engañarnos a nosotros mismos, ¿eh? :) Todo al principio requiere de un esfuerzo y todo esfuerzo supone un sacrificio. Sin embargo, y ahí está la primera pista para saber si tenemos vocación, veremos como a medida que vamos perseverando, lo que antes parecía impensable lo hacemos sin apenas esfuerzo. Para no cansar mucho en un mismo post, hablemos hoy de ese primer voto... la Pobreza...

Tanto en el clero secular como en las congregaciones y órdenes religiosas, se hace voto de pobreza. Pero ¿qué es la pobreza? ¿a qué hay que renunciar para ser pobre? ¿tenemos que hacer como los grandes santos, venderlo todo y repartirlo a los que nada tienen?... Dicho así suena bastante drástico, la verdad y muchos podrían no saber qué hacer realmente, pero pongamos un ejemplo fácil y veremos como será fácil de entenderlo. ¿Os habéis dado cuenta de la cantidad de cosas que acumulamos a lo largo de nuestra vida? Unas porque nos traen recuerdos, otras por si nos hacen falta más tarde, otras porque fueron un regalo y otras, simplemente, porque las guardamos sin más. Es como si en cada uno de nosotros hubiera un pequeño síndrome de Diógenes que nos lleva a tener guardada música que llevamos años sin escuchar, los apuntes de primero de carrera que al final no te van a servir para nada, los teléfonos móviles que usaste alguna vez y que, no sabes porqué, de repente aparecen en el fondo de alguna caja... y eso por contar solamente las cosas que no usamos... Seguimos teniendo (con la excusa de que nos sirve de lapicero) aquella jarra de la cata de cerveza de Veterinaria, mecheros de cuando éramos fumadores por si hay que encender algo, y un forro polar de cuando nos daba por subir a la sierra a pesar de que llevamos años ya sin hacerlo. Todo eso lo tenemos, claro está, porque disponemos de espacio y bueno... porque, como diríamos coloquialmente, "tampoco estorba". Sin embargo, imaginad que de repente nos llaman para trasladarnos con urgencia a otra ciudad y continente porque nos han hecho la oferta de trabajo de nuestra vida, lo mejor, lo más esperado... eso sí, no hay tiempo que perder, tenemos el pasaje para esa misma noche. Ya nos tienen preparada vivienda y, por supuesto, no podemos llevarnos más que lo imprescindible... entonces nos daríamos cuenta de la cantidad de cosas que podemos dejar atrás sin que se nos parta el alma... solo hay que hacerlo con la primera... cuando la regales a un amigo o se la des al que más la necesita, te darás cuenta lo fácil que es seguir haciéndolo con las demás y verás también que no te sientes mal al hacerlo, sino todo lo contrario. Y te sientes bien, porque sabes que ese desprendimiento no es sino fruto de que te han ofrecido lo mejor, aquello con lo que llevas soñando toda la vida...

Os lo digo por experiencia. Cuando hice el Camino de Santiago me dijeron que llevara en la mochila lo indispensable... bueno, pensé que tal vez era exagerar un poco el que me insistieran en que no echase ni un polo de más... je!... menos mal que hice caso porque cuando iba por Sarriá me di cuenta como otros peregrinos deseaban tirar al río la mochila y detrás lanzarse ellos mismos... ya no podían más y vieron como una "bendición" el que aparecieran los "coches escoba"... los que habéis hecho el Camino ya sabéis de lo que os hablo... En esos momentos, desprenderte de "todo" y andar sin peso no suponía una pérdida sino todo lo contrario, se trataba de un verdadero alivio.

Ser austeros es desprendernos de los caprichos, de todos los caprichos... No se trata de pensar que vivir el voto de pobreza significa ir vestidos de harapos, no... el Señor dispuso para los hombres un mundo abundante y debemos saber utilizar los recursos que, como herramientas para hacer el bien a nuestros hermanos, ha puesto ante nosotros. He visto a personas atendidas por los servicios sociales que se gastan todo lo ganado en una campaña de recogida de aceituna en comprar la última pantalla plasma del mercado... ¿son estas personas pobres? Yo no tengo ese televisor... pero tampoco vivo en la pobreza. ¿La vive entonces el que no se va de vacaciones? Evidentemente no, hay quien no se va sencillamente porque ese año no le apetece y se queda en casa disfrutando todas las noches de barbacoas y mojitos. Entonces es pobre quien apenas come cada día... ufff... tampoco sería exactamente así, conocí a una chica que apenas se alimentaba, seguía unas dietas de lo más estrictas por aquello de mantener la línea... pero sus padres eran millonarios. En definitiva, vivir la pobreza es saber renunciar a lo superfluo para cada uno y eso, evidentemente, solo lo pude determinar el corazón de cada persona. Lo que para mí significaría una renuncia para otro sería una gozada... por ejemplo, imaginemos a alguien que tiene que renunciar a sus queridas mascotas... un camaleón y una serpiente. Para ese chico sería un sacrificio, pero seguramente para su madre el que se desprendiera de ellas sería un regalo del cielo y si hubiera estado en su mano, las habría llevado a la protectora de animales el primer día que llegaron a casa.

De todo hay que hacer un buen uso y no un abuso. No nos va a resultar sacrificado vivir la pobreza cuando gozamos con alegría de todo lo que nos da el Señor. En este mundo, lo mejor, lo más bonito... es gratis, y lo tenemos a nuestro alrededor y, con bastante frecuencia, no lo valoramos. ¿Porqué tenemos ese sentido tan estúpido de la propiedad cuando sabemos que con nada vinimos a este mundo y nada nos llevaremos? ¿Porqué se envida a veces el jardín que tiene la casa de un famoso, cuando ninguno es comparable con los parques, paseos o bosques que tenemos a nuestro alcance y nunca hemos valorado? ¿Para qué quiero que el mejor chef me prepare un almuerzo cuando tal vez soy un aficionado a la cocina y como realmente disfruto es preparando yo los platos que luego voy a compartir con mis amigos?...

En definitiva, como siempre se ha dicho, no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita... Recordemos ese sabio consejo para hacer el Camino, llevar en la mochila solo lo imprescindible... Si en nuestro corazón está Cristo, nos iremos desprendiendo de todo lo superfluo que por mucho que pensásemos nos era útil, tan sólo iba entorpeciendo nuestra marcha y es que en la "mochila" de nuestra alma, como diría Santa Teresa... con solo Dios basta.

3 comentarios:

  1. Como dices, "vivir la pobreza es saber renunciar a lo superfluo para cada uno" y yo añado, que la pobreza consiste, además, en saber vivir libremente, sin ataduras interiores ni exteriores, renunciando a lo que nos hace esclavos, hasta de nosotros mismos (como el odio, por ejemplo) y aceptando aquello que nos hace libres (el Amor, sin duda).

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  2. Me parece muy acertado el comentario y, efectivamente, de eso se trata. Una comunidad religiosa que no disponga de internet, por ejemplo, no es que sea más pobre (imaginemos que igual el proveedor del servicio se lo suministra gratis y podían tenerlo). Sin embargo, si el tenerlo sirve para cosas superfluas, para buscar informaciones que nada aportan, o se convierte en una herramienta de uso continuo porque cada miembro de esas comunidad tiene que revisar el correo cada 5 minutos, entonces estarían siendo esclavos de algo material; igual que las personas que solo trabajan para ganar más y más dinero terminan siendo esclavos de él y poniéndolo como objetivo y meta, sustituyendo en ese caso a Dios. Me quedo con la última apreciación, la del Amor... Dios es abundancia y generosidad infinita, pero no de cosas vanales que cuando las tenemos no dan la felicidad plena... Como dices, seamos pobres en lo que esclaviza y alcanzaremos la riqueza espiritual que nos lleva a la vida eterna.

    Un abrazo fraterno y gracias por participar en el blog.

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  3. Pobres ilusos !! sigan con su "voto de pobreza", pobres tontos !!! el único que no lo sigue es el Papa, ese sí que es un macanudo !!! vive rodeado de los mejores lujos, los mejores coches, etc, etc, etc... !!!!

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