Si a una persona le dicen que está loca tendría una connotación negativa, es evidente. Sin embargo, la realidad es que dicho calificativo se ha utilizado también en numerosas ocasiones para expresar un estado de felicidad suprema. "Su mirada me vuelve loco". "Por amor se hacen locuras" y otras frases similares viene a corroborar que, a veces, hay que pasar por loco para alcanzar el grado máximo de aquello que se quiere. ¿Es la santidad una locura?... Tal vez, la locura sería para un cristiano no querer ser santo.
Uno de los grandes frutos del Concilio Vaticano II fue proclamar la llamada universal a la santidad. En realidad fue retornar a la vivencia de los primeros cristianos que todos, por el bautismo, se sabian y sentian hijos de Dios y por lo tanto coherederos del Reino. Sabian que debian "ser santos" en las ocupaciones diarias de su vida. Durante muchos siglos parecia que solo podian ser oficialmente santos los que consagraban su vida a Dios en el sacerdocio o en la vida religiosa alejando asi el ideal del pueblo fiel. Como siempre Dios puso las cosas en su sitio y ya todos podemos aspirar, por el bautismo, a ser perfectos como el Padre celestial es perfecto. Porque la santidad consiste en cumplir la propia vocación.
ResponderEliminarEl camino no es facil, cierto, pero Dios no pide imposibles. Si de verdad el hombre busca a Dios, no hay duda de que lo encontrará, porque Dios mismo le saldra al encuentro. Quien ama a Dios sabe que únicamente existe una amenaza real para el hombre: el peligro de perder a Dios mismo. Animo, no olvidemos nunca que no hay santo sin pasado ni pecador sin futuro, unicamente debemos ser sinceros con nosotros mismo, con nuestra vida y vivirla cara a Dios. San Juan Crisostomo decia: "Dios no necesita de nuestro trabajo, sino de nuestra obediencia" Seamos dociles al Señor y ya tenemos la mitad del recorrido hecho.
Un abrazo.
Amenos ser santos.
ResponderEliminarGracias por la invitación.
Saludos en Jesús y María.
Mi agradecimiento a ambos por vuestra participación. A ti, Javier, por tus meditadas colaboraciones y a ti, María del Rayo, por tu constante presencia que no es sino un apoyo para seguir cuando uno se siente más cansado.
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