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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




miércoles, 9 de junio de 2010

Mi consagración (II)

Llevo pensando todo el día cómo puedo hacer para que Dios acepte y bendiga mi consagración. Como ya os conté, están siendo nos días de especial entrega a la oración y a la caridad. Y el Señor me ha respondido.

Si os soy sincero (como todo se sabrá en el cielo...) no lo entiendo. Será defecto profesional o que las ciencias me han hecho la mente muy cuadriculada y me han alejado del mundo del sentimiento, pero no entiendo al Señor. No es que me preocupe, pero sí es verdad que me duele (esto es buena señal porque "si duele, es la certeza de que estás amando de corazón").

Hoy, me he estado entrenando especialmente en la humildad, que falta me hace; ¡no sabéis cuánto! Así, esta tarde, en misa, acababa de pedirLe que la eucaristía que iba a empezar en unos momentos me diera fuerzas para el reto de verme con todos mis defectos. Justo comienza, justo entra un hombre "de la calle" por la puerta y se pone entre el Sagrario y yo (me siento cerquita del Sagrario). Y en ese momento, en ese mismo momento, se me saltaron las lágrimas. He vivido en mí la lucha de muchas personas: la duda. ¿Cómo va a pedirme Dios que lo deje todo para dedicarme con todo mi corazón, con toda mi alma y con toda mis fuerzas a acompañarlo en la cruz, en el silencio habiendo hombres como ese, derrumbado, extasiado, pobre y triste tan necesitados de manos amigas? Y dudé. Dudé porque recordé que en ese hombre, estaba mi Cristo, estaba mi Señor. ¿No estaré siendo un poco cabezón?

Fueron unos instantes mirando al Sagrario y al hombre. Y es que parece que Dios se hubiera recreado en ese momento viendo quien ganaba la batallita pues no decía nada. ¡Dependo tanto de Su opinión que a la mínima, lo primero que hago es consultarle!¡Y cuando se calla veo lo que le necesito! Ahí vi la primera lección de humildad del día.
Entonces, me saltaron a la cabeza mis pecados, alejandome de la opción de entrega contemplativa... Pero si Dios me quiere a pesar de todo, pensaba, si me salvó del abismo fue gracias a que nunca nos abandona y a que hay personas amándolo para que El siga amando y perdonando a los más pecadores. Segunda lección de humildad del día: es Dios quien me quiere y quien me ha elegido, y no al revés.
Y en mitad de las tinieblas (ya digo momentaneas) noté la ausencia de Dios y la feliciad que tenía entregandome. Os digo que la necesidad que sentí de Dios y la necesidad de Dios de ser acompañado es tanta que no me puedo resistir. Tercera lección de humildad: nada puedo sin Dios, y mucho menos la felicidad.

Este minibatallita os digo que hubiera sido ganada por la otra parte si hubiese ocurrido algunos meses atrás. Ha sido este estado de Gracia en el que me hallo lo que me ha permitido dilucidar la Voluntad de Dios. Yo quiero ayudar a la gente, hablarles a la gente más alejada de Dios de lo grande que es su Amor, buscar a Dios en el preso, o en el enfermo, esto me encantaría... pero no es eso lo que quiere Dios de mí. Supongo que cuando vayamos al cielo y entendamos por qué queremos una cosa y se nos pide otra, nos reiremos mucho. Pero aquí, ahora, me duele mucho renunciar a llevar ese estilo de vida que tan, tan, tan necesario es.

Gracias a esta experiencia, he descubierto que mi consagración debe tener también un sentido instrumental para el pueblo de Dios. Así, creo que sería una forma muy bonita de vivir este período en la tierra pidiendo por los que están tan faltos de Amor y por quienes se dedican a demostrarselo. Me gustaría poder ser la parte contemplativa de algún alma misionera del Amor de Dios que su misión le consuma. No se trata de suplir la parte activa de mi vida, sino de velar por quien más lo necesita, de tratar de llevar fuerzas divinas a un alma misionera, nada más...y nada menos jejeje.

En fin, hermanos, que os voy dejando ya. Ultimamente las entradas son muy largas. Os pido disculpas. Abuso de vuestra confianza...y de la de Jesús y María. A veces me da por pensar que con cada acto que busco en el cielo un ángel sonríe pues tengo que tener a algunos de ellos cansados con tantos recaditos jejeje. Espero que vosotros también mantengáis a algunos ángeles atareados, que falta nos hace. Gracias por el cariño, la compañía, la ayuda y, sobre todo, las oraciones; de corazón, es recíproco. Estoy a vuestra disposición. Os encomiendo a María.

1 comentario:

  1. Bueno, aunque tus entradas sean largas, nos cuentas lo que sientes y así podemos estar a tu lado, cuenta con nuestras oraciones.
    Con ternura.
    Sor.Cecilia

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