A pesar del ahinco con el que un sector de la población pretende eliminar a Dios de las vidas de los demás. Viviendo en un mundo donde el darse a los demás desinteresadamente parece algo estúpido, donde se ha fomentado la supremacía individual como exponente máximo del egoísmo, hoy, día en que la Iglesia celebra en España el Día del Seminario, se nos muestran datos para la esperanza. El Señor sigue llamando y siguen apareciendo corazones generosos dispuestos a entregarse por Él. Prueba de ello son los datos aparecidos a principios de esta semana en el informativo digital Hispanidad, donde la periodista Sara Olivo realizaba un clarificador reportaje que a continuación reproduzco como mensaje de ánimo para todos aquellos que, a veces, piensan que sus sentimientos apenas los comparten otros jóvenes:
Aumenta el número de vocaciones sacerdotales en España
Según datos de la Conferencia Episcopal, en el curso 2011-2012 se ha producido un incremento del 4,2% en el número de seminaristas mayores, 51 más que en el periodo anterior. Se trata de un aumento significativo. El número total de seminaristas que hay actualmente en España es de 1.278.
El sacerdote Ángel Pérez Pueyo, director de la Comisión Episcopal de Seminarios y Universidades, ha manifestado a Hispanidad que los datos no son atribuibles a las Jornadas Mundiales de la Juventud, porque “es muy pronto, pero estoy convencido de que este acontecimiento de gracia, y a tenor de cómo la vivió la gente, puede influir en un aumento de las vocaciones”.
Pérez Pueyo considera que mucha gente joven se ha replanteado la vida desde la fe: “Se han dado cuenta que se puede ser joven, moderno y alegre y creer en Dios. Las jornadas han servido para apuntar más alto. Para comprobar la disponibilidad y generosidad de mucha gente joven, personas auténticas”.
Cada año se ordenan 200 nuevos sacerdotes en España, y según Pérez Pueyo están perfectamente preparados. “Ahora con el Plan Bolonia, los universitarios que cursan Teología en universidades o en seminarios adscritos, estudiarán tan sólo 4 años frente a los cinco anteriores, y los no universitarios, que han seguido sus estudios de bachillerato hasta el final, permanecerán en los seminarios diocesanos cinco años”, ha explicado.
Los estudios para convertirse en cura tienen una dimensión humanística, en la que se priman, por así decirlo, las letras sobre las ciencias, y sobre todo la formación humanística, “porque los sacerdotes estamos- señala el Padre Pueyo- para ayudar a la gente, que por más realidades tangenciales que viva, somos todos personas, seres humanos que merecemos sentirnos queridos y valorados”.
En las incorporaciones de este año, señala Pueyo, ha habido aspirantes a curas procedentes de todos los ámbitos: “Ex agnósticos, gente del ámbito universitario que ha estudiado carreras de ciencias, personas de familias rotas que han descubierto la necesidad de Dios y de una comunión de fraternidad”.
Para el responsable de los seminarios de la Iglesia Católica “la juventud está descubriendo la importancia de tener una dimensión trascendente. Personalmente, estoy convencido de que muchos jóvenes recriminarán algún día a sus mayores el haberse sentido estafados por haber sido privados de ella”, concluyó.
Espero que todo te vaya bien.
ResponderEliminarUn saludo
Marco Navarro
Hola Marco. A veces uno se da cuenta de que las personas que de verdad valen la pena son como las estrellas, no siempre las ves pero sabes que están ahí. Gracias por seguir el blog.
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