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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




domingo, 22 de enero de 2012

Oración, confianza y cercanía

Cuando nos hemos enfadado con algún familiar o amigo nos cuesta trabajo, a veces, entablar una conversación porque, en el fondo, no nos sentimos muy satisfechos del comportamiento que hemos tenido y, por otro lado, tenemos que en cualquier momento pueda aparecer un reproche por parte de la otra persona. La verdad es que ante nuestra vergüenza, surge siempre esa pregunta de "¿qué le digo?"... ¿cómo podríamos volver a retomar nuestra amistad sin que pese como un lastre lo que habíamos hecho en el pasado? Estamos seguros de nuestro deseo por recomponer la relación pero no sabemos qué palabras utilizar para ello.

¿Y si además tuviésemos que pedirle a ese amigo un gran favor? Bueno, esto ya sí que resultaría complejo... De manera que encima que le fallamos, que deliberadamente nos hemos alejado de su lado, venimos a regresar para pedirle algo... Si fuera el caso contrario, posiblemente pensaríamos que esa persona es demasiado interesada. Que se acuerda de nosotros cuando le hace falta algo y encima, cuando nos cruzamos por la calle, gira su cabeza para otro lado... ¿Qué palabras tendría que utilizar esa persona para que nosotros no tuviésemos nada de eso en cuenta y le ayudásemos? Nos resultaría bastante difícil ¿verdad? Unas simples palabras no lograrían convercernos tan fácilmente. Sin embargo, cuando hemos sido nosotros mismos los que nos hemos alejado de Dios y es, justamente, al mismo Señor al que tenemos que dirigirnos nuevamente, todo sería muy distinto.

Son múltiples las ocasiones en las que nos olvidamos del infinito Amor de Jesús a los hombres, de que los reproches los hacemos los humanos, pero nunca los hará Dios. Que como Padre, nos conoce perfectamente y sabe cuales son nuestras debilidades, pero ¿acaso algún padre saca a relucir los defectos de su hijo? No, porque, sencillamente, para él no existen. Solo ve en su hijo esas debilidades que impiden que luzcan más sus buenas acciones, pero un buen padre siempre estará dispuesto a ayudar a su hijo incluso cuando todo sea adversidades
.
Si tenemos entonces la certeza de que Dios es nuestro Padre y que un padre nunca reprochará nada a su hijo. ¿Porqué tantas veces, después de habernos alejado, nos da miedo volver a acercarnos al Señor? ¿Porqué no le hablamos con toda franqueza como lo haríamos con un verdadero amigo? Él está esperando que nos acerquemos para ayudarnos. Solamente hay un requisito para ello; llegar con humildad, reconociendo nuestras debilidades pero con la firme intención de superarlas. Si lo hacemos de esa manera, nuestro corazón volverá a sentirse orgulloso de ser amigo de ese Amigo que nunca falla.

Un joven amigo nos hace llegar desde Latinoamérica una breve reflexión sobre cómo dirigirnos a Dios. Sus palabras son sencillas y habla con la ilusión del que desea seguir a Jesús para alcanzar la más alta meta de la vida. Espero que os sirvan de ayuda y estímulo para que no dudéis a dirigiros al Señor con la confianza plena de que Él mejor que nadie es quien nos comprende y quien nos ayudará en todas nuestras necesidades si lo pedimos con esa confianza señalada, si lo pedimos con FE.

 ¿Cómo dirigirnos a Dios?

"Muchas veces durante nuestra vida, siempre vienen estas preguntas particulares: ¿Cómo debo orar? ¿Sé orar? 

Pero les digo para orar no necesitamos gran ciencia, muchas veces y a veces inconscientemente la "madre Iglesia" nos presenta a Dios como un "ser" alejado, un "ser" que se olvida de nosotros, muchas veces cuando oramos creemos que debemos tener una cátedra teológica, pero no.


Para orar (mejor dicho para hablar) con Aquel que nos ha creado, con aquel que conoce nuestro interior, y sobre todo nos conoce por nuestro nombre, no es necesario exagerar en nuestras palabras, ni poseer un lenguaje rebuscado, para hablar con Dios, debería de ser tan fácil como hablar con un amigo.


Cuando hables con Dios si no te acostumbras a tratarle de tú a tú, dile padre, y para los que lo sentimos cerca de nosotros digamosle "papito".

1 comentario:

  1. "¡Qué muerte es tan grande vivir, dejando a Cristo, después de haberlo conocido, por seguir porpias opiniones o aficiones!" (san Francisco Javier)

    Posiblemente todos tenemos experiencia de haber perdido el trato con Dios por hechos concretos que nos han parecido traiciones por parte de un Dios que se dice Padre. O simplemente por un falso concepto de ese mismo Dios y no nos vemos dignos de presentarnos ante Él, ni de ponernos en sus manos. Es cierto que muchos hemos crecido a la sombra de una espiritualidad de expiación en lugar de una de confianza filial y eso justifica un trato en plan "rendir cuentas ante el señor". Todo esto es mas que posible pero ¿de verdad nunca has tenido una experiencia del amor de Dios como para romper esa caricatura?
    Que Dios es Padre nos lo dejo mas que claro el mismo Jesús que rompio todo los preceptos judios, nos dejo un solo mandamiento y una oración que dejaba mas que patente nuestra filiación divina. Ser hijos de Dios, hijos de un Padre amoroso dispuesto a todo, incluso al riesgo de darle la espalda, es el don mas grande que se puede recibir. El beato Juan Pablo II decia: "frente a la libertad humana Dios ha querido hacerse impotente". Que un Dios todopoderoso, creador del cielo y de la tierra, sea capaz de respetar la libre decisión de amarle es la prueba mas clara que no es un juez que hace rehenes sino un Padre que busca a sus hijos y los ama.

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