Determinada determinación de usar la espátula

"Sin duda, su voluntad no siempre nos resulta clara. Como María, nosotros también tendremos que pedir la luz para comprender lo que Dios quiere. Es necesario escuchar bien su voz dentro de nosotros, con absoluta sinceridad, y si es necesario, pedirle consejo a quien nos pueda ayudar. Pero una vez que hayamos comprendido su voluntad, digámosle sí de inmediato. Pues si hemos comprendido que su voluntad es lo más grande y hermoso que pueda existir en nuestra vida, no nos resignaremos a «tener que» hacer la voluntad de Dios, sino que nos alegraremos de «poder» hacer la voluntad de Dios, de poder llevar a cabo su proyecto, de modo que acontezca lo que Él ha pensado para nosotros. Es lo mejor que podemos hacer, lo más inteligente." Chiara Lubich

Es lo mejor que podemos hacer.

Estas palabras son de la fundadora de los focolares. Está claro que pone a María como ejemplo de entrega. Y es que es el mejor modelo para todo cristiano, y en especial, para los que tenemos vocación religiosa.

Hoy sólo quisiera haceros pensar en la relación que tienen esas palabras con la imagen mental de una espátula. Y es que para poder alcanzar a vivir las verdades que Chiara nos propone hay que usar una espátula en nuestra vida.

Dios nos puso en la Tierra para que la creación nos ayudara a encontrarlo y amarlo. Nos lo dio todo para que sólo nos preocupásemos de Él en nosotros. Sin embargo, desde el primer momento quisimos poseer la creación. Por tanto, nos buscamos nuevas preocupaciones que nos apartaron de Él. Su Amor, por el contrario, siguió perdurando... Nos atamos a nuestra pasiones, tuvimos cada vez más apegos a lo material... ¿Cómo retornar a Dios?

No se nos pide gran cosa, sólo despegarnos. Cristo nos interpela, llama a la puerta. Para decir SÍ de inmediato: a usar la espátula... La espátula del Evangelio nunca falla:

"Si alguno viene junto a mí y no pospone a su padre, a su madre, a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas y hasta su propia vida, no puede ser discípulo mío" (Lc 14,26)

Es la forma más seguro de separarnos de las pasiones que nos atan al mundo, hermanos, y «poder» hacer la voluntad de Dios. Ya seremos libres. Como decía Santa Teresa, consiste en tener una "determinada determinación". Es lo mejor que podemos hacer.