Hoy, hermanos, me gustaría hablaros del final de un camino.
Toda persona que siente la Llamada de Dios y está dispuesta a responder no ve el momento de hacerlo. Cada uno vive unas circunstacias personales diferentes pero les une el mismo sentimiento. Por eso, desde el primer momento comienza a renunciar a cosas, a ir diciendo más y más SÍES que le vacían por dentro.
Me llamó el Señor con 9 años y mis padres me obligaron a aplazarlo hasta los 18. Fui convirtiendo esta Llamada en la razón de mi vida, pues de ella depende mi salvación. Discerní y me procuré una vida que guardara la vocación como el mayor Tesoro: ahí estaba Cristo.
Y llegaron los 18 años. Nada estaba claro, se contraponía una gran ansia de vivir el Evangelio con el paranoma que había (y sigue habiendo). ¿Qué hacer? El director espiritual y la oración me aconsejaron continuar siendo fiel y esperar, que si el Señor seguí queriendo aquella orden, me lo dejaría claro.
Entré en la carrera. Ahora, casi 4 años después, terminando la carrera (a mi pesar) ha querido el Señor despojarme de todo: salud, ánimo, fuerzas, apegos, quereres... y mostrarme clara su Voluntad.
Acabará el último cuatrimestre de mi carrera y empieza la respueta definitiva a Dios. Pero si antes de acabar la carrera pone el Señor los medios, me lanzo sin problema. Que el corazón comienza a resentirse.
De nuevo, os pido oraciones por aquellos religiosos que quieren ser fieles al Señor en medio de sus comunidades. Arrecian los malos tiempos para ellos y necesitan fuerzas de Dios y mucha humildad. Os encomiendo a María, hermanos.
rezo por ti querido hermano... no lo dudes... neceistamos personas como tú... Dios te necesita... para ser isntrumento en sus manos... como estás haceindo a través de este blog.
ResponderEliminarGracias y mucho ánimo y liberalidad