Contacto

"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




lunes, 4 de octubre de 2010

La realidad, a mi pesar


Hoy, hermanos, me siento contrariado conmigo mismo. Este sábado tuve la oportunidad de ver el atardecer en el mirador de San Nicolás. Para quien no conozca Granada les diré que es un mirador desde el que se ve toda la ciudad y enfrente tienes la Alhambra: un paisaje que eleva el alma hacia Dios. Este mirador está en la zona más antigua de la ciudad.

Pues bien, después de ver el ocaso, y en ese estado en el que se va cuando el alma mira más al cielo que a la tierra, decidí bajar a la ciudad recorriendo este barrio. Cual no fue mi sorpresa cuando me encuentro que debajo de una gran Cruz que hay en mitad de la calle estaban haciendo botellón. La Cruz es, precisamente, esta que veis en la foto. Fue la primera contrariedad que sufrió mi alma. ¿Cómo les decía que tuvieran un poco más de respeto por aquel símbolo? Prefirí callar; hoy día tenemos tanta libertad que seguro que cualquier comentario al respecto me hubiera costado presencia policial...

Seguí caminando y me encontré con otra Cruz como la anterior en mitad de la calle. En este caso, en el lugar que ocupó María y Juan ahora había botellas vacías, rotas, vasos de plástico medio llenos... Segunda contrariedad: ¿Cómo recoger toda aquella gran suciedad que estaba a los mismo pies del Crucificado?

Seguí caminando. Llegué a una pequeña plazuela. En el centro había un famoso Cristo en la Cruz que sale en Semana Santa todos los años por la tele. No se podía pasar por su lado. Todo estaba hasta arriba de mesas de bares llenas de gente como yo, joven. Algunos se oían despotricar contra la Iglesia, e incluso a veces se oía el "ni Dios lo va a saber", "me ca... en Dios". Esta fue la tercera contrariedad: ¿Qué podía hacer yo ante aquel panorama?

Hermanos, esto me llevó a las preguntas: ¿la sociedad está tan mal?¿soy yo el retrógrado?¿veo un mal donde no lo hay?¿es que Dios no quiere acaso que nos divirtamos? Y así, llegué a mi casa. Entonces, recordé a aquellas monjas carmelitas que en el locutorio se las veía muy felices cuando contaban que "habían atacado a la marioneta que representaba al diablo en una obra". También recordé a aquellas madres agustinas recoletas que se veían en una foto jugando con la pelota con una sonrisa de oreja a oreja. Se me vino a la mente la felicidad de un monje que hablaba inmediatamente después de la oración personal delante del Santísimo.

Así, pude entender que Dios quiere que nos divirtamos, claro, pero con la VERDADERA DIVERSIÓN. No veo mal donde no lo hay, es que hay mal donde lo estoy mirando. No soy retrógrado, sólamente apuesto por algo que no está de moda. La sociedad está mal: me miran con mala cara en la faculta de Teología por llevar un pequeño pin de una Cruz pero no podemos extrañarnos del botellón, y menos delante de una Cruz.

Hermanos, me quedan dos consuelos: aquellas Cruces se veían más que las botellas, es decir, que al final, pase lo que pase, la Cruz vencerá; y, además, que siempre podemos rezar por ellos. Cada vez, hermanos, es más complicado vivir la fe en mitad de este mundo. Cuanto más no es difícil cuidar la vocación. Creo, hermanos, que hay que ser realistas.

Quiero acabar dirigiéndome a todos los que estáis en proceso de discernimiento vocacional. Quizá seamos los más pecadores pero os animo a que no seamos solamente valientes; quiero animaros a que seamos santos. Quizá os parezca muy extrema esta frase pero estamos en una época de grandes santos. He meditado mucho sobre esto. Veo muchas similitudes entre el momento histórico en el que vivieron Santa Teresa de Jesús, San Juan de la Cruz,... y nuestra sociedad actual. Y, por qué no, incluso dentro de la Iglesia también. No es ser pesimista, hermanos, es lo que yo experimento. Pero, igualmente, me encuentro con pequeñas personas con grandes luchas hacia la santidad. En tiempos difíciles la respuesta debe ser la que más apueste por Jesús. No acomodéis el Evangelio a vuestra vida sino vuestra vida al Evangelio. No seamos mediocres, seamos como María, santos.

1 comentario:

  1. Seamos santos, sí Francisco, con que otra cosa nos podemos conformar y más aun si somos jóvenes. Solo Dios, como decía S. Rafael Arnaiz.
    En comunión. Gracias!!

    ResponderEliminar