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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







Me agradará enormemente compartir vuestras alegrías, pero mucho más lo hará el que podamos superar juntos las dificultades que se nos presenten en la que, sin duda, será la mayor aventura de nuestras vidas. Para ello podeis escribirme cada vez que lo deseeis a escalandolacima@gmail.com




lunes, 3 de mayo de 2010

El casting del cielo

Queridos hermanos. En primer lugar mil gracias por hablarme sinceramente en esos momentos de bajón que me sirven para darme cuenta de qué poco vivo el cielo aquí, en la tierra.



El otro día, acompañé a una amiga a un casting, la ilusión de su vida. De camino, me contó que se deprimiría muchísimo si no resultaba elegida...yo le hablé de que hay que tener una ilusión que no sea caduca, de que lo mejor era poner nuestra ilusión en algo que tuvieramos la certeza de que pasara lo que pasase siempre nos haría feliz, que fuera nuestra ilusión y nuestro refugio. Ahí quedó la cosa, porque llegamos.



Desde aquí, viví un momento de silencio exterior pero una gran conversación interior. No os podéis imaginar la cantidad de gente que fue al casting (más de 200 personas). Todas ellas compitiendo, con malas caras, con secretos... y lo peor de todo, con su mayor ilusión puesta en ese momento. ¿Qué pasaría cuando acabara? ¿dónde se quedaba su ilusión? Y de repente, pensé en mis convivencias vocacionales, una especie de "casting". Ninguna superó las 4 personas, sin contar las que he estado y solo. También pensé en ese otro "casting" que tiene lugar cada eucarístia: solo dos personas jóvenes, salvo los domingos, que nos multiplicamos por 4. Hermanos, qué tristeza tan enorme me embargó. ¿Qué sentirá nuestro Amado, nuestro Salvador cuando vea todas estas cosas? ¡Si el casting lo tenemos superado por su sangre!¡Tan solo hay que presentarse! ¡Cuántas vidas malgastadas, Dios mío!



Pienso que esto nos hace aún más responsables del cuidado de nuestro Dios. Si antes consumiamos nuestra vida por El, ahora nos toca inmolarla, no dejar pasar un segundo sin mirar al cielo, que cada instante sea para gloria de Dios. Y por supuesto, ser fermento. Si lo fueramos, no estarían así las cosas.



Como bien sabéis hermanos, y yo también sé de algunos de vosotros, soy y somos débiles, demasiado débiles. Y sin embargo Dios ha puesto su ilusión en nosotros. ¡Somos la ilusión de Cristo! ¿Por qué lo ha hecho? Nos ama, nos ama y nos vuelve a amar. Creo que si tomamos conciencia de esto, todo se volverá de otro color. El Señor la cabeza, y nosotros el cuerpo que camina, que ayuda, que siente, que compadece, que se cae... pero siempre con El y para El.



Este fin de semana, aquí, en España, ha sido el Día de la Madre. Fui a mi casa, para estar junto a ella. Y en la parroquia, una amiga me dijo algo que no se me olvidará: "Después de haber leido, visto y vivido, soy mucho más consciente de lo grande que es el Reino de Dios." En este día de la Santa Cruz, tan celebrado aquí, en Granada, os encomiendo hermanos. Porque está visto y más que comprobado, que o nosotros cuidamos de ese Crucificado, lo bajamos de la cruz y lo amamos, o nadie lo hará.

1 comentario:

  1. Cuànta verdad en tus palabras!
    Y es necesario que empecemos por nosotros mismos, como bien dices, para que otros nos sigan. Cuànta responsabilidad tenemos, dar a conocer el Cielo que llevamos dentro, que otros puedan entender con nuestras actitudes que vale la pena vivir para Cristo.
    Somos la ilusiòn de Cristo....no lo defraudemos!!
    Flavia

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