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"Vocación es un darse a Dios, con tal ansia, que hasta duelen las raíces del corazón al arrancarse" Beato "Lolo"







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martes, 12 de abril de 2011

¿Qué me puedes dar tú a Mí? Parte I

"Después de esto (el rezo de la Salve) quédeme yo en la oración que traigo de estar el alma con la Santísima Trinidad, y parecíame que la persona del Padre me llegaba a Sí y decía palabras muy agradables. Entre ellas me dijo, mostrándome lo que me quería: "Yo te di a mi Hijo y al Espíritu Santo y a esta Virgen ¿Qué me puedes dar tú a mí? (CC 22, 3).

Santa Teresa de Jesús nos narra este encuentro con el Padre celestial. Resuenan las palabras: ¿Qué me puedes dar tú a Mí? ¿Qué le podemos dar al Señor? Le podemos dar TODO.

Cuando alguien se plantea la vocación religiosa, ha pasado, como hablamos en otras entradas, por un proceso de autoconocimiento a la Luz de la Verdad. Brota de ahí un sentimiento que "trasciende" el corazón y la mente. Es una entrega total a Cristo, sin reservas de
ningún tipo.

Y precisamente es así porque Jesús ya hizo esto: se dio por entero. Pero hubo alguien que se dio por entero a los hombres a la vez: MARÍA. María, en su Sí a Dios, dijo Sí a nuestra salvación. Acontecimiento demasiado dulce que encierra demasiada Luz Divina. El corazón
no nos permite que la mente asimile toda la Verdad de María.

Siendo ambas entregas tan grandes, no podrían olvidarse de nosotros en el Cielo. Su cielo, como Teresita, está volcado en la Tierra. ¿No ha sido María la que SIEMPRE ha tenido un acercamiento especial a la humanidad? Desde Fátima a Lourdes, todo habla de la Verdad de María. Verdadera Madre de Dios y Madre Nuestra.

Un 16 de julio de 1251 la Virgen, habiéndonos dado su Vida mediante Cristo, quiere darnos su Cielo.

"Toma, hijo querido, este escapulario; será como la divisa de mi confraternidad, y para ti y todos los carmelitas, un signo especial de gracia; quienquiera que muera portándolo, no sufrirá el fuego eterno. Es la muestra de la salvación, una salvaguardia en peligros, un compromiso de paz y de concordia".

Y resuenan, nuevamente, las palabras a la santa de Ávila: ¿Qué me puedes dar tú a Mí?

1 comentario:

  1. La Resurrección es fuente de profunda alegría. A partir de ella, los cristianos no podemos vivir más con caras tristes.

    Feliz Pascua de Resurección
    Te desea tu amigo Daniel.

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