No hace demasiado tiempo, un amigo y colaborador de esta página me comentaba la triste realidad de que apenas se leen ya vidas de santos. No por parte de personas laicas, no, sino incluso por parte de las consagradas. Parece como si ese individualismo tan destructivo que nos invade centrase todos sus esfuerzos en que cada uno viva de manera independiente su vida, pensando que poco tendríamos que aprender de aquellos que nos precedieron.
Pues bien, qué mejor manera que empezar por este blog, y como tal, incluir una serie de biografías para conocer más de cerca a quienes, con su ejemplo, nos siguen indicando mil formas para llegar a Dios.
Hoy la Iglesia celebra a Santa Teresa de Lisieux o Santa Teresita. De ella, a pesar de su corta vida, se podría realizar una amplia biografía, pero ¿quien mejor que unas carmelitas para que nos hablen de la vida de aquella joven que, sin salir del convento, llegó a convertirse nada menos que en patrona de las Misiones?
Aquí tenéis unas notas sobre esta santa universal y... bueno... también una película, para aquellos a los que les cueste más leer o para los que deseen conocer más de cerca una historia de verdadero amor.
Santa Teresita del Niño Jesús
El
ejemplo de Santa Teresita nos invita a una santidad sin
complicaciones, que aprovecha cada instante de la vida cotidiana
para amar y para servir a los demás. La suya no es una doctrina
académica, sino una doctrina de vida que propone el camino de la
infancia espiritual, la confianza absoluta en Dios y el total
abandono en su amor misericordioso.
Como
ella misma lo dijo alguna vez: "Permanecer pequeño es
reconocer la nada de uno, esperarlo todo de Dios, como el niño lo
espera todo de su padre; no inquietarse por nada, no procurar
llegar a ser rico... Ser pequeño significa también no atribuirse
a sí mismo las virtudes que se practican juzgándose capaz de
algo, sino reconocer que Dios pone ese tesoro de virtud en la mano
de su hijito para que se sirva de él cuando lo necesite...
Consiste, en fin, en no desanimarse por las propias faltas, pues
los niños caen a menudo, pero son demasiado pequeños para
hacerse mucho daño".
En
un mundo como el nuestro, racionalista y cargado de hedonismo, la
sencillez de esta Santa resulta de una eficacia única para
esclarecer el espíritu y el corazón de los que tienen sed de
verdad y de amor.
Nota: Para aquellos que quieran profundizar más sobre su vida o conocer sus obras completas, pueden dirigirse al siguiente enlace: www.carmelnet.org
El caso de santa Teresa del Niño Jesús (Teresa de Lisieux) es uno los mas llamativos en que la hagiografía distorsiono completamente (sin mala intención, supongo) la figura y ejemplo de esta monja. Empezando por sus propias hermanas de comunidad que retocaron las fotos que había de ella para darle un toque más “elevado” y terminando por las traducciones del francés del siglo XIX que se hicieron de sus escritos impregnándolos de un tono empalagoso y totalmente alejado de la intención de la santa. Un error el interpretar esa infancia espiritual como algo propio de monjitas sin formación cuando estamos ante algo vital en la vida de todo cristiano: la filiación divina.
ResponderEliminarPor eso es importante conocer los ejemplos de cuantos nos han precedido en la fe, en una vocación común, en esa llamada a la santidad. Pero biografías con los pies en la tierra y la vista en el cielo. Lejos de mostrarnos personajes con “madera de santo” sino seres de carne y hueso que cayeron y, con la gracia de Dios, se levantaron. Teresa del Niño Jesús es el ejemplo claro de que Dios es dueño del tiempo y que poniendo nuestra vida en dirección a Él daremos abundantes frutos a cualquier edad. Nunca olvidemos esto: los santos fueron seres como nosotros. Lo único que varía es la disponibilidad a la Voluntad de Dios. Lo demás…se nos dará por añadidura. “Sed perfectos como vuestro Padre celestial es perfecto” (Mt 5, 38-48)