Hermanos, os escribo porque ya os debo una disculpa. Este inicio del final que comencé en septiembre parece que trae consigo tener mil y una cosa que hay que solucionar. Por eso he estado tan atareado que no he podido dedicarle un ratito al blog. Mis más sinceras disculpas.
Por esto, quisiera hablaros hoy de las consecuencias evitables del desgaste. Cada vez la sociedad está más avanzada y esto trae consigo que la persona tenga cada vez más cosas que hacer. La pregunta que os lanzo es, ¿hasta que punto son necesarias las cosas que hacemos a diario? Os lo pregunto por las consecuencias tan grandes que esto conlleva para la vida de un cristiano, inclusive de cualquier persona.
Estos días estoy teniendo, además, la oportunidad de ver de manera muy cercana todas estas implicaciones. Os hablo de la falta de tiempo material para reflexionar, la impotencia de verse condiciado por cosas completamente circunstanciales y de las dependencias que nos creamos y nos crean. Todo hombre puede tomar dos opciones: intentar que esto le afecte lo menos posible o dejarse llevar. El mundo que me rodea está compuesto en su inmensa mayoría de personas que eligieron la primera opción. Aquí es donde nace el desgaste.
Esta lucha que se mantiene de forma continuada es tan fuerte que merma realmente muchas de las capacidades de las personas. ¿No os habéis parado a pensar lo muchísimo que cuesta hacer algo que no encaje con lo que hace la masa? Y cada vez costará más. La libertad que nos venden es una libertad en la masa y no una libertad para la masa. No es ser sal, es ser agua, homogeneidad. Nosotros, hermanos, debemos ser sal en la masa. Cada vez hay menos valientes, menos personas que se atreven.
Ayer, en concreto, viví una situación en la que las lágrimas que vi caer eran fruto de este desgaste. Alucinamos cuando vemos la vida de hombres y mujeres del pasado que dejaron huella: los primeros cristianos, los santos, los grandes intectuales,... El denominador común es la valentía. Segurísimo que había muchas lágrimas detrás. Ahora bien, si cayeron pudieron levantarse. ¿Cuántos se rendirán y vivirán sin ánimo para volver a ponerse de pie?
Mas, en esta situación, debemos ser doblemente valientes pues tenemos un doble reto: llegar a la meta y superar las limitaciones que nos imponen. Para un cristiano debe ser más fácil ya que la meta, Cristo, es el que ayuda a superar estas situaciones. La realidad con nuestros hermanos y ante nuestros hermanos es bien distinta. En nuestras vidas abundas las medianías. Y lo peor es que las justificamos, e incluso ante Dios.
Quiero, para concluir, animaros a que superemos estas medias tintas, hermanos. El lanzamiento que nos pide Cristo es al vacío, teniendo el único seguro de que nos propulsa y nos mantiene Él. Está muy extendido en nuestros ambientes dar saltitos seguros y nos creemos que son saltos al abismo. Y es que, para ser del todo de Dios, primero tenemos que dejarle toda nuestra vida. De esta manera, este desgaste será mínimo y la vida religiosa, en particular, volverá adquirir sentido. Os recomiendo, como lo hizo el Papa hace poco, leer la primera carta de San Pablo a los Corintios pues descubriremos, en palabras de Su Santidad, "los problemas de división, incoherencia y falta de fidelidad al Evangelio".
Me parece que este tema merece la pena reflexionarlo en profundidad.
Me siento muy identificado con tu post. Desgaste... esa palabra esta presente en mi vida.
ResponderEliminarVivo muy deprisa, sin valorar lo que tengo ahora mismo, pero mi cuerpo y mi mente estan muy desgastados.Mis unicos momentos de paz son cuando rezo el rosario. Porque el resto es un "sin freno".
Cuidate.
un abrazo
PAZ Y BIEN
Gracias,una reflexión muy autentica todos vivimos en vuelto ese desgaste y la prisa y no saboriamos ni vivimos esos momentos, me haca pensar que todo es pasajero que todo pasa que hemos de vivir el hoy y el momento presente con verdad sabiendo que todo nos viene de Dios que nada de lo que vivimos es casualidad que solo Dios es lo que queda, busquemos mirar las cosas con la mirada de Dios unidos en oración
ResponderEliminar