En primer lugar quiero felicitaros, hermanos, porque la Pascua acabó y ahora es tiempo de cumplir la misión que se nos enconmedó:“Id al mundo entero y predicad el Evangelio a toda la creación” (Mc 16,15). Es ahora, cuando acabamos de recordar la venida del Espíritu cuando tenemos más presente nuestra misión.
Como os podéis imaginar, ya hemos comenzado los exámenes. Por esto, una vez más, pido disculpas pues no atiendo el blog como me gustaría. Sea lo que Dios quiera.
He notado que ha incrementado poco a poco el número de personas que leen estas pobres palabras. Lo que empezó siendo un diario de uno o dos se ha extendido. Me asaltan varios miedos: espíritu de vanagloria, decepción, vergüenza,... En cualquier caso me gustaría haceros saber que estáis siempre presentes en mis oraciones. Os encomiendo muchísimo a Nuestra Madre. Y de igual forma, tengo la seguridad de que sea recíproco. Si con estas líneas puedo mover el fuego del Espíritu dentro, alabado sea Dios.
¡Hay que ver cómo cambian las cosas! Desde mi juventud, veo que la vida es un grandísimo devenir. Unos están pasando hambre, otros son analfabetos, otros gastan su vida por los demás, otros están en una cama, otros saben que le quedan pocos meses en la tierra, otros tienen un hijo,... Y estas circunstancias cambiarán, pasará el tiempo y miraremos hacía atrás. ¿Qué pasará con mi vocación? Todo esto viene a colación de una serie de imágenes que he visto a lo largo de la semana.
Me entristeció muchísimo ver esta tarde a un postulante, amigo mío, que iba andando por la calle de la mano de otra persona, su pareja, sabiendo que dejó hace tan sólo 5 días el postulantado, el convento y los estudios. Me entristeció porque me contó que no era feliz y que Dios le pedía otra cosa... y también me dijo que estaba cansado de meditar sobre lo que debía hacer o no, que ahora prefería dejarse llevar. Son almas que se pierden para Nuestro Señor y, deseo, puedan volver a recuperarse.
También he visto como se engalana la ciudad de Granada para el paso del Corpus. Es admirable ver que aún quedan ciudades así. Y sin embargo, me entristecí nuevamente. Todo son prisas, la mayor parte la prepara el Ayuntamiento...y son unos días de muchísima fiesta. ¿Cuántas personas saldrán a la procesión? ¿Cuánto dinero se ganará con esto?
También he visto cómo mi compañera de piso veía que su relación de pareja hacía aguas, cómo intentaba entender a su novio, cómo se venían abajo planes de boda... y cómo me decía que el pilar de su relación se tambaleaba. ¿Donde está ese pilar? Ni siquiera lo sé, me dijo... ¿Que tal en Cristo? Ese nunca falla... Bueno, me dijo... Y esta tarde volvió a llorar.
También he visto cómo los periódicos se hacen eco de dos noticias muy diversas: El bien tan grande que está haciendo una buena amiga laica misionera y cómo los médicos no quieren responsabilizarse, en España, del aborto velado a los padres. ¿Si es un tema tan normal, tan cotidiano, por qué nadie quiere llevar la iniciativa? Leí que siempre podían recurrir a la objeción de conciencia... ¿Qué será de esa chica cuando vea que todo el mundo le da de lado?
También veo cómo en otros países importa más la condición sexual que la persona, hasta el punto de despedirlos de su trabajo. Me entristece, y esta vez me avergüenza, saber que en este asunto tengo yo más que callar, o más bien, tenemos más que callar. Nuestra Iglesia no es que se moje mucho en este asunto. ¿No le dolerá a Cristo ver cómo hacemos uso del 'Don't ask, Don't tell' para nuestros hermanos en la fe?
También veo cómo mi familia cada vez está más necesitada de la Presencia de Cristo. Y por supuesto, también veo y siento cómo no tengo el valor suficiente para dar ningún paso. Veo todos mis fallos, mis caídas. Veo las críticas que sufro...pero sobre todo veo lo que Dios me quiere.
Todo esto es lo que veo y es lo que me hace pensar cómo cambia el mundo... ¿qué quieres Señor de mí en esta etapa de la historia que me ha tocado vivir? Digo como Santa Teresa: Tuyo soy, para vos nací, ¿qué mandáis hacer de mí? Hermanos, me gustaría que cuando el Señor me llame a su Presencia poder decirle: Amado mío, aquí te presento mi juventud entregada a tí,gastada y bien gastada por ti como una muestra de todo lo que te amo. Y me he dado cuenta de que tengo que comenzar ya mismo con estas cosas. ¿Cómo Señor, cómo? Os imagino leyendo estas palabras y respondiendo en vuestra propia vida.
Es que hermanos, este Amor de Dios me consume todo por dentro, arrastra todo el pecado, todas las debilidades y me da las energías y valor que humanamente me faltan para lanzarme. Este Amor es el que me hace pensar en la locura de abandonarlo todo mañana mismo. Este mismo Amor me hace el hombre más feliz de la tierra. Si os digo que no ansío el cielo os miento. No veo el momento de llegar allí. Pero mientras tanto, tengo que amar a Dios en vosotros. Y amaros con un corazón como el de Cristo.
Dentro de poco cumpliré 21 años. Quedará un año menos de carrera, D.m., y menos tiempo para decidirme. Diariamente le pregunto a Nuestra Madre cómo lleva el asunto, pues en sus manos lo puse. Ella lo tiene claro, busca el mejor momento para comunicarmelo. Glorifiquemos a Cristo con nuestra vida y así, tendremos a Dios, de verdad, en nuestro corazón.
¡Hola Francisco! desearía poderte hacer un buen comentario, pero tocas muchos temas distintos y solo me quedo con uno.
ResponderEliminarTu amigo que ha dejado el postulantado, no se ha perdido,las personas no siempre tienenclaro lo qu Dios piden de ellos, hay que darse tiempo, ya encajará a su tiempo o en la vida matrimonial siendo un buen cristiano o siendo solo para Dios, pero no juzguemos, ayudemos con la oración y si podemos estar cerca de ellos animarlos a buscar su lugar.
Con ternura.
Sor.Cecilia
Yo pienso como tú. El único problema es que el me dijo que se iba a dejar llevar por las situaciones. Y creo que es así cuando peligra muchísimo. Me gusta mucho tu blog, me parece interesantísimo. Pido por ti.
ResponderEliminarLeerte me reconforta. Gracias hermano. En comunión de Amor, deseos y oraciones.
ResponderEliminarHola Francisco. Soy novicio de los Hermanos de La Salle. Me gustó tu blog, y me gustaría compartir ideas, pensamientos; quizás conocernos y entablar amistad religiosa. No he encontrado tu correo, el mio lo tienes en mi perfil del blog "Merece la pena estar loco" allí lo encontrarás y si quieres responder, bienvenido seas.
ResponderEliminarUn abrazo con el amor de Dios
Hermano Juanmi, ya te he escrito un correo pero, si no lo has recibido, dejame un comentario y te vuelvo a escribir. Pido por ti. Un abrazo en María.
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